viernes, 6 de septiembre de 2013

El ciclo continúa...

Opinión

Después de bastante tiempo sin publicar ninguna entrada dada la nula transparencia y el hermetismo más absoluto de las instalaciones volvemos con una nueva noticia, las puertas vuelven a abrirse para una nueva generación de voluntarios.



Más de un año con las puertas cerradas a nuevas incorporaciones, habiendo expulsado a varios voluntarios y cesado a otros tantos por las razones más inverosímiles, la presión ha terminado por  reanudar (si es que algún día la hubo antes de hoy) la selección de voluntariado.


Cabe destacar que, la labor del voluntariado siempre ha sido fundamental en la perrera, de ellos siempre ha dependido en mayor medida la sociabilización de los animales, su ejercicio cada dos o tres días y el control ante altercados o incidentes que pudiesen darse. Por desgracia, después de las expulsiones, los ceses y los abandonos, la plantilla se redujo obligatoriamente a un número de voluntarios bastante inferior al que estaban acostumbrados, de más del medio centenar, sólo se quedaron a lo sumo diez, de los cuales su gran mayoría eran y son Voluntarios Responsables. Ésta situación, tal y como nos informan no precisamente pocos usuarios de la perrera, ha desencadenado en un caos absoluto en cuánto al bienestar animal.

La gran noticia, esperada por muchos, sobretodo de cuatro patas, y retrasada a más no poder por otros que acostumbran a adoptar la misma posición, reabre la posibilidad de semi-transparencia a la que nos tenían acostumbrados, y no precisamente por parte del centro, su gestora o los voluntarios más cercanos a dicha figura, sino por otros tantos, anónimos, que tuvieron que perder su oportunidad de ayudar en el interior de esos muros por expresar una opinión.

La noticia es, desde luego, un aliciente para seguir trabajando en mejorar las condiciones de los animales que viven en el alto de Zarramacedo, pero por si llegados a éste punto, alguien lo dudaba, en Bando nada es gratis.


Como puede verse, después de vender la moto de forma totalmente desvergonzada, tenemos una recopilación de normas, protocolos, normas y más protocolos que hay que cumplir en todo caso si se quiere participar como voluntario. En la perrera y sobretodo en su forma de actuar hay ciertas cosas que nunca cambiarán, y si lo hacen siempre será para peor. Para muestra, aquí podéis ver ciertas normas que debéis aceptar para lograr acceder a tan ambicioso círculo.



Y un largo, largo etcétera de incomprensibles normas que no deberían de tener cabida en una instalación de esas características y menos hacia personas que van a regalar su tiempo libre a los animales.

Será ya la tercera generación de voluntariado que entre a formar parte de ésta gran familia, dos generaciones completas se han quedado por el camino con el paso de los años tras la apertura del centro, casualidad o no, ninguna de las generaciones guarda un grato recuerdo del trato percibido hacia ellos mismos, hacia los animales y hacia la gestión, entre otros.

La gran pregunta es, los nuevos, ¿Cuánto durarán?