Las Lágrimas de Bando...

En esta ocasión vemos un comunicado anónimo que muestra una realidad evidente de lo que sucede en la perrera municipal de Santiago de Compostela. Este comunicado tiene una fecha aproximada de Febrero de 2011, por desgracia hoy en día, las cosas no han mejorado lo más mínimo, al contrario. Cada vez el voluntariado tiene menos derechos, hay un silencio obligatorio que impide sacar a la luz todo lo que allí ocurre, etc etc.


Como siempre, una pena...

Referido al Refuxio de Bando: Echar mierda encima a voluntarios o asociaciones sobre esta Perrera, no tiene críterio a mi parecer. Os olvidais que los únicos que salen mal parados son los perros y los gatos que alberga el "refuxio". Lamentablemente o por suerte, no llevo unos meses en colaboración con dicho Centro, he visto pasar a muchisimas personas, unas que, albergados de esperanza se dirigen allí a ayudar pero lo que veen se les cae encima, sus ayudas esporadicas se queda en eso, dos visitas y no vuelven a subir al refugio, les come la impotencia. Otras que por el contrario, empezaron en sus orígenes, y permitidme que hable aquí de Abeiro, de Marta, Olaya, Dudo, Susana, Mila, Xoxe, Eva.... Al día de hoy, su voluntariedad no es presencial en dicho Refugio pero si, que sigue siendo patente, ayudando en lo que pueden. Estas personas no es que pudieran o no con la carga que había encima sino, que una por una, fueron siendo rechazadas de su ayuda. No hay nada más triste que querer ayudar y no poder. Yo he pasado en otro lugar por esa impotencia, no por no ver no sientes lo que hay y esa carga moral, a cualquiera que tenga un ápice de sentimiento es peor que un cáncer. Luego queda algún voluntario de aquellas, Kely, Lorena y lo que si muchas caras nuevas, que como ellos, afrontan lo que hay con ilusión, con optimismo, Mónica, Rocio, Virginia, Estela, Paula, Maribel.... 


Muchas veces me he planteado si continuar, la verdad, no ha sido fácil. Desmentir lo que te dice la gente de la calle ( y que luego vees que es verdad ), ver como hay perros que desde sus principios y con sus achaques siguen allí, como un paisano te trae una caja entera de cachorros que ha aparecido en un contenedor, aguantar a personas que no saben las ventajas de la esterilización, que desconocen que el chip es obligatorio, lidiar con cazadores que te suben a la puerta, ver como ese perro, al que tanto cariño le has dado, es sacrificado no quedando claros los motivos, tener delante a ese gato atropellado al que le quedan horas de vida bajo un intenso dolor,,, No, eso no lo aguanta una persona normal con un apice de sentimiento, voluntarios que suben más de un día, o que han subido, demuestran que pueden con ello, se les endurece la mente y se les ablanda el corazón y siguen. Las cifras arriba son nefastas, pero ellos necesitan todas las ayudas que puedan recibir y si el tiempo que empleamos en criticarnos lo pusieramos a sus pies, ¿ cuantas vidas más se podrían salvar ?


Día a día que pasó allí dentro, algo se me muere en el alma. Apenas tengo tiempo ya para poder aprenderme los nombres de los seres que me rodean, o tal vez , no quiera. No me quiero volver a encariñar, no quiere enarbolar una bandera que no es mía, quiero tener el corazón duro, no tener sentimientos y hacer las cosas como un autómata, pero siempre hay algo que me lo impide, de echo, cada vez que me intento poner esa coraza creo que me debilito , moral y físicamente. La última vez lo tuve más claro que nunca. Había ocurrido un sacrificio que por H o por B, no coincidían las versiones. No me sentía capaz, me sente allí con mi compañera de penas, que tenía cuatro patas y aquel bichejo parecío llorar conmigo. Apoyo su cabeza en la mía puesto que yo estaba en el suelo y maldecí aquel lugar. Salí de su chenil y decí alejarme de allí para pensar. Los ladridos de aquel lugar se me clavaban en mis timpanos, mire la que yo pensaba que iba a ser la última vez, me volví a dar la vuelta, maldita la hora. Allí estaba otra de las niñas con las que comparto juegos y alegrías, de los juegos que me relagaba, ese día vinó hacía mi con una delicadeza espantosa, la ví la cara y me rompí. Todavía al día de hoy sigo viendo su carita allí dentro, no tuve valor de darle la espalda. No me sentí capaz...


Si alguno me quiere criticar, adelante, bienvenido sea, pero no pienso firmar esta carta, no quiero que se me niegue el poder ayudar a estar con mis pequeños y si la firmo, sería mi condena.


Gracias a los voluntarios que día a día suben allí y hacen todo lo posible por ayudar a los más de 600 animales que hay allí metidos. Gracias también, a aquellas personas que en su día fueron voluntarios y aún luchan por la causa y sobre todo, gracias a esos 600 pares de ojillos que cada día, sin palabras, me dan las gracías.


Lamentablemente, no pudimos llegar a casí 400 animales que fueron sacrificados en el Refuxio el año pasado. Por vosotros pequeños y por un sacrificio 0 ! Descansad en paz.